Historia de Gundolan


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El Gusulur

El Gusulur es un libro sagrado en el continente Oeste de Gundolan, que cuenta la historia de cómo llegaron los hombres a él.

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La Cuarta Guerra

La denominada "Cuarta Guerra" enfrentó a las fuerzas de Golbi y Kures a las de Galm, Guerner, Egan y Rodius.


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Omaru y el Monte Ugana

Una leyenda decía que debajo del monte Ugana se ocultaban tres huevos de dragón. Omaru decidió averiguarlo.

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Sedora Selers, la mestiza del viento

Su nombre estaba en boca de todos, primero por su peculiaridad centenaria, y después por sus hazañas.



El Gusulur es un libro sagrado en el continente Oeste de Gundolan, que cuenta la historia de cómo llegaron los hombres a él.

Antes crear a los humanos, durante los años oscuros, los dioses hicieron todo tipo de experimentos por ellos mismos. Se libraron una competición por ver quien creaba la bestia más grandiosa que jamás hubiera existido. Así, las hacían enfrentarse por la dominación del mundo, en una guerra divina que no encontraba vencedor. Todo tipo de criaturas cohabitaban en Gundolan y, a medida que unas morían, otras más poderosas iban naciendo de la sangre de las deidades. Bestias aladas, terrestres y marinas se libraban una guerra sin merced por imponer su dominación. Finalmente, en el apogéo de la milenaria carnicería, los depredadores más mortíferos fueron los pulípteros, que dominaban los cielos, los leviatánes que gobernaban en todos los mares así como los escorpiones de lava y tigresaurios que se enfrentaban en tierra firme.

Al ver que, después de miles de años ninguna criatura se imponía, los dioses pactaron en crear una paz duradera. Para ello decidieron aunar sus fuerzas y crear a la criatura más poderosa de todas: los dragones. Así, demostrando su poderío, el dragón trajo caos y la destrucción al principio, pero la paz llegó al final, cuando todas las bestias fueron sometidas al poder colosal de los imperiales dragones. Al no haber nadie que osara perturbar el equilibrio de fuerzas establecido, la paz apareció de facto por primera vez en el mundo.

Una vez la paz conseguida con la criatura suprema, los dioses decidieron reconstruir el mundo que había sido devastado por las guerras de dominación animal. Cada uno quería construir el mundo a su gusto y, al no ponerse de acuerdo, decidieron crear una última criatura sobre cuyos hombros recaería el legado divino de construir el mundo. Y así nació el ser humano. Le concedieron la mayor de todas las facultades: el libre albedrío. Así, la criatura no dependería de ningún dios, y el mundo se construiría de la manera más neutral.

Para conservar una marca de su identidad, además de seres humanos convencionales, cada dios creó a un ser, heredero de su elemento. Así nacieron los cuatro fundadores: Rayan Egan, hijo del viento; Gladia Rodius, hija de la tierra; Indra Kures, hija del agua; Dolorus Goldi, hijo del fuego. Les dieron total libertad para organizar un mundo a su antojo, y les dieron una única orden. A cada uno de ellos se les encomendó engendrar cuatro hijos, y que solo cuando sus cuatro hijos hubieran elegido un apellido, podrían descansar en paz.

Cuando dieciséis familias sagradas existieron por fin en Gundolan, entonces los fundadores decidieron conjuntamente que era el momento de crear la luz, y dejar definitivamente el barco de la humanidad. Así, los cuatro fundadores, los dragones y un mago venido de tierras desconocidas crearon el astro ardiente: el sol. La estrella ardiente fue creada por ellos, y su energía divina en combustión con el fuego de miles de dragones que dejaron su vida la hacen brillar todavía hoy.

El Gusulur termina con la creación de la Luz, y la entrega del legado de los dragones al mago, en quien confiaron. Nueve huevos, de colores zafíro, rubí y esmeralda, le fueron destinados, así como la misión de esconderlos en lugar seguro.

La denominada "Cuarta Guerra" enfrentó a las fuerzas de Golbi y Kures a las de Galm, Guerner, Egan y Rodius.

La mecha ardió en el año 602, cuando Golbi invadió unilateralmente el territorio de Galm, ocupando la isla de Zaku Sirel y sometiendo a la población tras liquidar a la guarnición de Galm. El objetivo de Golbi era acapararse el templo de las armas sagradas, donde, aproximadamente una vez cada cincuenta años, se forja un arma con poderes extraordinarios gracias a un fenómeno astral.

Entonces, Galm ve amenazada toda la costa Este del golfo y pide ayuda a Rodius y a Guerner. Al no conseguir sitiar las ciudades enemigas, Golbi pide ayuda a los gobernantes de Kures, famosos por sus técnicas de sitio. Ambas potencias acuerdan un trazado de repartición del territorio de Galm y así Kures entra en la guerra.

Las ciudades de la costa Este son sitiadas durante meses. Sin entrar en guerra oficialmente, Rodius abastece a esas ciudades por vías subterráneas gracias a la familia Uniba. Los sitios se prolongan durante varios años. Finalmente, Kures y Golbi descubren la estratagema y atacan directamente a varias aldeas de Rodius, que se ve forzado a entrar en guerra en el año 608. Más tarde, en el año 613, el kahn de Galm es secuestrado y hecho prisionero. Rodius y Guerner piden ayuda a Egan, ya que tienen a los mejores hombres en infiltraciones. Egan envía a una unidad de fuerzas especiales con un Larrigan, una Molide y una Selers, a llevar a cabo el rescate y recuperar al kahn con vida. Tras el éxito de la misión, Egan entra en guerra oficialmente.

Lagura fue el lugar donde se encontraron frontalmente las tropas de todos los participantes de la guerra. La defensa de la ciudad era tan crucial que incluso Egan mandó a un gran ejército lejos de casa. El choque fue monstruoso. Quedaron muy pocos supervivientes. Las inmediaciones de los muros de la ciudad estaban llenas de cadáveres consumidos por el fuego de la guerra. No obstante, la ciudad aguantó, aunque se quedó prácticamente sin población masculina. Diezmados, todos los países concluyeron un acuerdo de paz, que dejaba los territorios como estaban en ese momento. Lo único que había cambiado realmente tras la guerra, fue la anexión inicial de la isla de Zaku Sirel por Golbi.

Una leyenda decía que debajo del monte Ugana habían escondidos tres huevos de dragón.

El príncipe Omaru, que más tarde se convertiría en el kahn Omaru I, decidió comprobar si los rumores sobre las huevos de dragón eran ciertos. Las canciones cuentan que llegó a los pies del monte Ugana a lomos de un pulíptero, el primero de sus brecos. Nadie sabe cómo lo logró, pero abrió una brecha gigantesca en la roca, partiendo el monte en dos. Cada huevo, escamoso y del tamaño de una marmita, era de un color diferente: verde, rojo y azul. Cuando el kahn Omaru I murió de vejez, nadie fue capaz de consolar ni de controlar a los tres dragones, que se exiliaron a los confines del mundo después de devastar la antigua capital, furiosos por haber perdido a su padre. Y nada más se supo.

Su nombre estaba en boca de todos, primero por su peculiaridad centenaria, y después por sus hazañas.

Sedora Selers, hija de Saloman Selers e Inara Fleas, era la primera persona del siglo que adquiría el poder de dos familias con don genético. Así, podía mezclar los poderes de los ojos del viento con el de la teletransportación. Una fusión perfecta por que le permitía teletransportarse a cientos de kilómetros, contrariamente a los otros Selers, que solo podían transportarse adonde fijaban su mirada.

Sedora fue una gunar excepcional, como los hay una vez en una generación. Su destreza con el gura le permitió convertirse en la mujer más joven en integrar los servicios secretos de Egan. Tras años de misiones exitosas, fue enviada a Golbi como infiltrada bajo la identidad de Sulia Gonbar. Su misión era recopilar toda información relativa a las armas sagradas en posesión del país del fuego.

Cuando estalló la cuarta guerra, el teare de Hondar le confió la difícil misión de asesinar a Salazar Bruns, el kahn de Golbi. Para ello, empezó a relacionarse con su hermano, Saldan Bruns. Entretanto, hizo una parentesis en su misión para acudir a un Consejo de los Fleas en 612. Allí en el castillo de Veneto, sucumbieron todos los miembros de su familia por parte de madre, incluída Inara, a quién no pudo salvar. Ella sola pudo escapar gracias al don de los Selers de la teletransportación.

Tras aquél dramático acontecimiento, Sedora se convertía en la última Fleas. Volvió a abandonar su misión cuando supo que su padre lucharía por defender Lagura en el año 618. No quería volver a perder a uno de sus seres más queridos, por lo que decidió acudir en ayuda a la ciudad.

Sedora fue vista por última vez en la batalla de Lagura, la masacre que puso fin a la cuarta guerra de Gundolan. Allí se confirmó el cadaver de su padre, pero el suyo nunca fue encontrado entre los escombros y los restos humanos calcinados. Algunos creen que murió, otros que escapó utilizando su don.

Los últimos acontecimientos sugieren que Sedora seguiría viva y que habría dado a luz a un niño.


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